Crisis ambiental en Oaxaca, amenazado patrimonio mundial por la UNESCO


Oaxaca.- Oaxaca enfrenta una de las crisis ambientales más graves de los últimos años, varias de las conflagraciones amenazan áreas de alta protección ambiental, como la Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán, patrimonio mundial por la UNESCO.
Con 13 incendios forestales activos y más de 2,300 hectáreas afectadas, la situación se ha vuelto crítica, no solo por la magnitud del desastre, sino por su ubicación.
La magnitud del daño se agrava por las condiciones climáticas adversas (altas temperaturas, vientos intensos) y la limitada capacidad de respuesta, especialmente en zonas rurales con escasos recursos.
Distribución geográfica y focos de riesgo
Los incendios están repartidos en 13 municipios, entre ellos Tepelmeme Villa de Morelos, con tres focos activos, y otras zonas de alta biodiversidad como Santa María Chimalapa y Santa María Tonameca.
La Reserva de Tehuacán-Cuicatlán, epicentro ecológico del sureste mexicano, está directamente amenazada.
Esta dispersión geográfica complica la coordinación de esfuerzos, pues requiere múltiples brigadas, logística diferenciada y atención simultánea en zonas de difícil acceso.
Impacto ecológico: Una reserva bajo asedio
La Reserva de Tehuacán-Cuicatlán representa una de las mayores riquezas ecológicas del planeta.
Con más de 3,000 especies vegetales (30% endémicas) y la mayor diversidad de cactus del mundo, esta región también alberga fauna emblemática como jaguares, guacamayas verdes, pumas y serpientes de cascabel.
Además, su relevancia no es solo biológica sino arqueológica y cultural, al ser cuna de la agricultura mesoamericana. El fuego aquí significa la pérdida de patrimonio natural y cultural irreemplazable.
Impacto Social y Comunitario
Comunidades completas están en riesgo. Los municipios afectados han comenzado a organizarse localmente para combatir las llamas, ante la insuficiencia de recursos estatales y federales.
El llamado a la población para sumarse a las brigadas, muchas veces sin equipo especializado, refleja una resiliencia comunitaria admirable, pero también una carencia de atención estructural y preventiva.
El hecho de que se requiera apoyo aéreo para trasladar combatientes y víveres evidencia lo remoto y complejo del terreno, así como la urgencia de más recursos logísticos.
Respuesta institucional
La Comisión Estatal Forestal (COESFO) y la CONAFOR han iniciado acciones con brigadas terrestres y apoyo aéreo, pero se reporta que el combate aún es insuficiente.
Se están abriendo brechas cortafuegos, realizando sobrevuelos de evaluación y transportando combatientes, pero la dimensión del desastre exige mayor respaldo federal.
La ausencia de una declaratoria de emergencia ambiental es uno de los puntos críticos, pues impide liberar recursos extraordinarios o coordinar esfuerzos interinstitucionales a gran escala.
Factores que agravan la situación
- Cambio climático: El aumento sostenido de temperaturas, sequías prolongadas y patrones irregulares de lluvia están creando condiciones idóneas para incendios más intensos y frecuentes.
- Actividades humanas: Quemas agrícolas descontroladas, tala ilegal, expansión urbana sin planificación y conflictos por tierras agravan el problema.
- Falta de prevención: Se evidencian fallos estructurales en políticas públicas de manejo forestal y educación ambiental. Muchos municipios carecen de infraestructura básica para prevenir o responder a incendios.
La situación en Oaxaca no es solo un desastre natural, sino un síntoma de la fragilidad ambiental, social e institucional del país frente a los retos del cambio climático. Está en juego no solo una región o una temporada, sino la posibilidad de preservar uno de los ecosistemas más ricos y antiguos del continente.
La urgencia es real. Y aunque el fuego avanza, aún hay oportunidad de evitar una catástrofe total si se actúa con decisión, coordinación y visión a largo plazo.