Breve alivio para la sequía, las lluvias en Oaxaca


Oaxaca.- Las recientes lluvias que azotaron gran parte del país, alimentadas por los frentes fríos 39 y 40 y el ingreso de humedad de diversos cuerpos de agua, trajeron consigo la esperanza de un alivio para la sequía que afecta vastas regiones de México.
Sin embargo, en Oaxaca, esta esperanza se ha diluido con la misma rapidez con la que se evaporan los charcos bajo el inclemente sol.
Pese a las precipitaciones registradas en la segunda quincena de abril, el estado enfrenta un agravamiento en la cantidad de municipios con sequía moderada.
En tan solo quince días, pasaron de 18 a 31 municipios en esta condición, un alarmante incremento del 72 por ciento. Si bien los municipios catalogados como “anormalmente secos” disminuyeron, el balance general es inquietante: 56 municipios oaxaqueños —casi una décima parte del territorio— presentan algún grado de afectación por la sequía.
Esta situación no es un hecho aislado.
A nivel nacional, el Monitor de Sequía del Servicio Meteorológico Nacional refleja un panorama cada vez más preocupante: 468 municipios están catalogados como “anormalmente secos”, 374 enfrentan sequía moderada, 23 severa, 80 extrema y 119 ya en situación de sequía excepcional. Un total de casi mil municipios bajo algún tipo de estrés hídrico.
El contraste entre la presencia de lluvias en ciertas regiones y la agudización de la sequía en otras refleja un fenómeno cada vez más recurrente: la desigual distribución del agua y la intensificación de patrones climáticos extremos.
En zonas como el noroeste, la situación se agrava con sequías extremas y excepcionales, mientras que en el sur, como en Oaxaca, el problema se disfraza bajo lluvias ocasionales que no logran infiltrarse en la tierra reseca ni revertir el daño acumulado.
Es urgente replantear la gestión del agua en México.
Las políticas deben ir más allá de la reacción a emergencias; se necesita una visión de largo plazo que contemple la captación eficiente, la reforestación, el manejo sustentable de cuencas, y un uso racional del recurso hídrico en todos los sectores.
El cambio climático ya no es una amenaza futura: está ocurriendo ahora, y sus consecuencias están golpeando a nuestras comunidades más vulnerables.
Oaxaca no puede esperar más. Las lluvias pueden traer consuelo momentáneo, pero sin acción coordinada, seguirán siendo solo gotas en un desierto en expansión.