Lo mejor en Oaxaca está por venir, asegura el gobernador


Oaxaca.- Lo mejor en Oaxaca está por venir, asegura el gobernador Salomón Jara Cruz quien mencionó que “2025 será el año de la consolidación de la Primavera Oaxaqueña”, una frase que no sólo enmarca un eslogan político, sino que representa una promesa de transformación para una entidad históricamente marginada.
El Primer Informe Trimestral de su gobierno, presentado recientemente, detalla avances ambiciosos en múltiples frentes. La pregunta que persiste es: ¿se trata de una transformación estructural y sostenible, o de una etapa de auge pasajero?
Los datos duros impresionan: un incremento del 231% en inversión carretera, pasando de 550 millones de pesos anuales en la administración anterior a 2,614 millones de pesos entre 2023 y 2024, y una asignación de 912.7 millones de pesos en agua potable, más de trece veces lo ejercido previamente.
Estas cifras, además de marcar un récord histórico, revelan una reorientación del gasto público hacia necesidades básicas, largamente postergadas.
El gobernador ha insistido en que su gobierno está “haciendo lo que nunca se hizo”, una afirmación que puede parecer exagerada, pero que encuentra sustento en el volumen y alcance de los proyectos reportados: 2,917 obras públicas en todos los municipios, con una inversión total de 8,695.6 millones de pesos.
Grandes proyectos se vienen para Oaxaca
Este despliegue no solo es cuantitativo, sino estratégico, al incorporar megaproyectos como la Presa Margarita Maza, la Ciudad de la Salud y el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT), este último considerado una de las apuestas más ambiciosas para convertir a Oaxaca en un nodo comercial global.
“El bienestar y la prosperidad compartida” que promete Jara Cruz a través de “La Primavera Oaxaqueña” necesita sostenerse más allá de los discursos.
Si bien es cierto que el estado vive “su mejor momento económico, político y social”, como lo afirmó el mandatario, también es imprescindible establecer mecanismos de transparencia, vigilancia ciudadana y sostenibilidad ambiental para que estos logros no se diluyan con el tiempo.
La transformación de Oaxaca no puede medirse únicamente en obras construidas, sino en vidas cambiadas. La infraestructura y los programas sociales deben ir acompañados de calidad, inclusión y continuidad.
Porque, como bien lo dijo el propio gobernador: “Nuestro propósito es saldar la deuda histórica con nuestro pueblo”. Esa deuda no se paga solo con cemento, sino con justicia social.