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IMSS-Bienestar: la salud no puede ser una simulación

IMSS-Bienestar: la salud no puede ser una simulación

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IMSS-Bienestar

Oaxaca.- Mientras desde el púlpito del poder se proclama cada mañana que “el sistema de salud en México está mejor que nunca”, en Ciudad Ixtepec, Oaxaca, médicos, enfermeras y camilleros del hospital del IMSS-Bienestar se ven obligados a suspender servicios por la absoluta falta de condiciones mínimas para trabajar.

No hay medicamentos, no hay guantes, no hay jeringas. No hay ni siquiera luz cuando se va la electricidad. ¿De qué sirve una institución pública si no puede atender una emergencia?

La paradoja no podría ser más indignante: un hospital llamado “IMSS-Bienestar” que no puede garantizar bienestar a nadie.

Una crisis anunciada

 

Desde la transición del sistema estatal de salud de Oaxaca al modelo IMSS-Bienestar en junio de 2024, las carencias se han profundizado. Los testimonios de los trabajadores no son exageraciones: son denuncias desesperadas.

En el hospital de 30 camas de Ciudad Ixtepec no se cuenta con insumos básicos, los quirófanos se apagan por falta de energía, y el sistema de climatización no funciona en una zona de calor extremo.

La indignación del personal de salud es comprensible y legítima. ¿Cómo puede operar un hospital si no hay condiciones ni para estabilizar a un paciente? ¿Qué tipo de atención puede ofrecerse sin glucómetros, sin venoclisis, sin siquiera sábanas? El colapso no es una amenaza: ya está ocurriendo.

La trampa del discurso oficial

 

El delegado sindical Martín Ramírez lo dijo con claridad: “¿En qué mundo viven esos funcionarios?”. La pregunta es válida y urgente. El contraste entre la narrativa gubernamental y la realidad hospitalaria no solo evidencia desconexión: revela una peligrosa simulación.

Mientras se maquilla el abandono institucional con estadísticas triunfalistas, la vida de miles de personas se pone en riesgo por falta de medicamentos y de equipo médico básico.

La salud no se puede administrar desde un escritorio. Se vive —y se sufre— en las salas de urgencia, en los quirófanos que no funcionan, en las manos vacías del personal que no tiene con qué salvar vidas.

Urge una respuesta institucional

 

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El anuncio de futuras movilizaciones por parte del sindicato no es una amenaza política: es un grito de auxilio. Las autoridades de IMSS-Bienestar tienen la obligación inmediata de intervenir, no con promesas, sino con soluciones materiales.

Reactivar las plantas de luz, surtir de insumos el hospital, garantizar la operación básica de los servicios médicos no debería ser una petición extraordinaria: es el mínimo indispensable.

Si la descentralización del sistema de salud significó el debilitamiento de los servicios, entonces la transición ha fracasado. Y no puede haber reforma exitosa si el resultado es menos atención, menos medicamentos y más incertidumbre.

Lo que ocurre en Ciudad Ixtepec no es un caso aislado. Es un síntoma de un sistema en crisis, de una política pública que, en lugar de empoderar a la red de salud, la está asfixiando.

No se trata solo de corregir errores administrativos: se trata de poner a la salud por encima de la propaganda. Porque en la vida de los pacientes, como en la de los médicos que ya no tienen con qué trabajar, no hay margen para discursos vacíos. Solo para acciones urgentes.


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