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¡QUE NADIE SIGA EL EJEMPLO! El suicidio de Teresa Hacha

¡QUE NADIE SIGA EL EJEMPLO! El suicidio de Teresa Hacha

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Mi hermoso hijo, Nevi’im Nesta Ali Shane O’Connor, la luz misma de mi vida, decidió terminar su lucha terrenal hoy, y ahora está con Dios. ¡Que descanse en paz y que nadie siga su ejemplo…!

Es triste y preocupante saber que en la actualidad, segunda década del siglo veintiuno, el suicidio de adolescentes ha ido en aumento, tanto en México como en el mundo. Es un acto del que desde la antigüedad se tiene noticia. Pero no por ello deja de perturbar, sobre todo al tomar conciencia del nivel de sufrimiento que padece quien decide realizarlo y quienes quedan en el mundo lamentando amargamente la partida.

De acuerdo con información dada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) las personas que se quitaron la vida en 2020 fueron 7,896. De éstas, 2,293 tenían entre 20 y 29 años, y 1,160, entre 10 y 19 años, prácticamente la mitad; es decir, 3,453 niños, adolescentes y jóvenes mexicanos.

Es una lástima enterarse de que la juventud, dueña de un invaluable potencial, de infinitas posibilidades por desarrollar, se sientan tentados a realizar ese acto, vivan atormentados y oscilen entre la decisión de vivir o morir.

El libro ¡Que nadie siga el ejemplo! El suicidio de Teresa Hacha fue planeado como una herramienta para prevenir el suicidio en adolescentes, para orientar a jóvenes que tienen la idea de quitarse la vida e informar a aquellos que, en el futuro, pudieran llegar a sentir ese deseo. Está conformado por un relato: “Teresa Hacha”, y por dos entrevistas. Una a la abogada Mónica Maydez: “La dignidad es un derecho humano”, y otra a la psicoterapeuta Gabriela Vázquez Soriano: “La atención de la salud mental se lleva a cabo en tres niveles: prevención, detección y atención”.

El título del relato “Teresa Hacha” fue creado a partir de una experiencia mía, en la secundaria. Tuve una guapa compañera que tenía nariz aguileña. En un momento dado todo el grupo la apodamos “Hacha”. Con el paso de los años recordé a esa adolescente y me pregunté qué habría sido de ella y cómo le afectaría el que la apodáramos así, de una manera tan insensible. No lo sé. Cuando salimos de la secundaria no la volví a ver. Y a ella la recuerdo en el salón de clases siempre alegre, sonriente, hasta relajienta, demasiado sociable. Decidí aprehender ese recuerdo, con cierto remordimiento y pena, confieso, y construí la historia de “Teresa Hacha” para dar así ejemplo del modo tan dañino que puede marcar a los niños y adolescentes recibir un apodo tan grotesco u otro aparentemente insignificante.

En entrevistas realizadas a cinco mamás sobrevivientes del suicidio de sus hijos adolescentes, con las que conformé el libro No hay peor dolor que éste… Suicidio testimonios, ya comentado en este espacio, ellas mencionan el daño que hacen los apodos que reciben los adolescentes; puestos a veces sin malicia, y en ciertos casos para ser ofendidos y humillados: gordo, cabezón, flaco, chato, trompudo, dientón, chaparro, largucho, prieto, aludiendo a alguna característica de la persona.

Desafortunadamente, los apodos no son sólo puestos por los amigos traviesos, sino también por los miembros de la familia en el hogar, incluso he escuchado que hay profesores que hacen bullying a sus propios alumnos.

En “Teresa Hacha” también se pone en evidencia que la falta de comunicación, los malos tratos en el núcleo familiar, que debiera ser el más amable y armónico, influyen en las emociones, en la salud mental, causando desenlaces en muchos casos fatales, como podrá verse en dicho texto. Tanto la abogada Mónica Maydez como la psicoterapeuta Gabriela Vázquez Soriano dan su opinión profesional de lo que pudieron haber hecho los personajes de esta historia para evitar el aterrador desenlace, con el fin de que después de la lectura los jóvenes asimilen las experiencias narradas y hagan suyos los consejos y recomendaciones para que en caso de estar en situaciones semejantes en la escuela, en la casa, en la calle tengan una luz en el camino (la información), que los guíe y les haga tomar decisiones que lleven su vida por mejores senderos y no se adentren en los que a Teresa y Enrique, los protagonistas, los llevaron a perecer.

No hay peor dolor que éste… Suicidio testimonios y ¡Que nadie siga el ejemplo! El suicidio de Teresa Hacha, cuyas portadas son diseño del ilustrador Marco Antonio Campos Vega, están listos para publicarse.
Desde esta trinchera deseo invitar a la población en general, a Fundaciones, Sociedades Civiles, Secretarías, Clínicas, Editoriales, Activistas, Instituciones, Escuelas, Imprentas, Mesas Directivas a que se integren a esta lucha e imprimamos entre todos ejemplares suficientes para llevarlos a las secundarias y preparatorias para que sirvan de apoyo a profesores, psicólogos y orientadores, quienes tienen en parte la responsabilidad de guiar a los jóvenes, y desde luego entregarlos también a los padres de familia para que tengan así una base de la cual partir para dialogar con sus hijos e hijas adolescentes.

Quienes estén interesados en apoyar este proyecto pueden comunicarse con la autora de este artículo al WhatsApp: 55 39 56 25 06, quien también realiza “Talleres de Sensibilización para Adolescentes. Empatía y amor a sí mismos.”

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