Oaxaca apuesta por el campo con inversión histórica y visión local


Oaxaca.- La Feria de la Piña 2025, celebrada en Loma Bonita, no solo es una vitrina festiva del potencial agrícola de la Cuenca del Papaloapan, sino también un recordatorio del peso económico y cultural que tiene el campo oaxaqueño en la vida del estado.
La presencia del gobernador Salomón Jara Cruz, y la entrega de más de 10 millones de pesos en apoyos a productoras y ganaderos, representa una señal clara del interés del Gobierno estatal por fortalecer uno de los sectores históricamente más abandonados y, paradójicamente, más esenciales.
En un contexto nacional donde la seguridad alimentaria, la justicia territorial y el combate al rezago rural son temas urgentes, la inversión anunciada —que forma parte de los 705 millones de pesos destinados al campo en 2025— es sin duda un paso en la dirección correcta.
A ello se suman 30 millones para sanidad animal y vegetal, así como el trabajo de más de 300 técnicos en más de 400 municipios, lo cual indica una estrategia territorializada y técnica.
Sin embargo, detrás de las buenas intenciones y los eventos simbólicos, persiste una pregunta que debe guiar cualquier política pública: ¿cómo garantizar que estos apoyos no se diluyan entre coyunturas, burocracia o falta de seguimiento?
Porque si bien el impulso al cultivo de piña —que ha llevado a Oaxaca al segundo lugar nacional— es digno de reconocimiento, el verdadero reto está en lograr que este desarrollo sea sostenible, equitativo y resiliente ante los desafíos climáticos, económicos y sanitarios que enfrenta el campo.
Programas de gobierno en beneficio de todos los sectores del campo
Programas como Abasto Seguro de Maíz, Mejoramiento Genético de Bovinos y la entrega de equipos para el procesamiento de piña representan avances importantes en productividad y valor agregado, pero también demandan infraestructura comercial, acceso a mercados justos, acompañamiento técnico continuo y, sobre todo, voluntad política a largo plazo.
En este sentido, el llamado a la vigilancia ante el gusano barrenador y otras amenazas sanitarias debe ir acompañado de una campaña de concientización, atención oportuna y respuesta institucional eficiente, para evitar crisis que afecten tanto a productores como a consumidores.
Loma Bonita simboliza lo mejor del campo oaxaqueño: vocación productiva, identidad comunitaria y oportunidades de crecimiento. Pero también recuerda que sin una política integral que articule inversión, organización social y visión de futuro, el esfuerzo corre el riesgo de ser episódico.
El campo necesita más que aplausos y ceremonias: necesita continuidad, planeación y justicia.