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Periodistas en Oaxaca, viven en riesgo permanente

Periodistas en Oaxaca, viven en riesgo permanente

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Periodista

 

Los recientes ataques contra los periodistas David Peralta Betanzos y Renán Martínez Casas en Oaxaca son un recordatorio alarmante de los riesgos que enfrentan quienes ejercen el periodismo en Oaxaca y en todo México, especialmente en contextos donde la defensa de los derechos humanos y los recursos naturales se convierte en un acto de valentía frente a intereses poderosos.

 

Estos casos no son aislados; reflejan un patrón de violencia y represión que exige una respuesta contundente del Estado y la sociedad.

 

Tras tentativa de homicidio, autoridades deben brindar protección urgente al fotoperiodista David Peralta – A19

David Peralta, foto periodista comunitario y defensor de la tierra, sobrevivió a un intento de asesinato mientras documentaba la extracción de recursos naturales en Eloxochitlán de Flores Magón.

 

Sus agresores no solo buscaron silenciarlo mediante la fuerza, sino que, al fracasar en su intento, recurrieron a maniobras legales para criminalizarlo.

 

La negativa de las autoridades a brindarle atención médica y la posterior intimidación hacia su familia evidencian una cadena de complicidades que perpetúan la impunidad.

 

Por otro lado, la detención arbitraria de Renán Martínez en Villa de Mitla y la campaña de desprestigio en su contra demuestran cómo el abuso del poder estatal y municipal se utiliza para acallar voces incómodas.

 

Estos hechos no solo violan la libertad de expresión, sino que también envían un mensaje de terror a otros comunicadores que podrían optar por el autocensura ante el temor a represalias.

 

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Oaxaca, según el informe Derechos Pendientes de Artículo 19, es uno de los estados con más tentativas de asesinato contra periodistas durante el sexenio actual. Esta realidad obliga a cuestionar la eficacia de los mecanismos de protección existentes y la voluntad política para investigar estos crímenes.

 

La Fiscalía General del Estado y la FEADLE deben actuar con celeridad, priorizando la línea de investigación que vincule estos ataques con el trabajo periodístico y la defensa de derechos. No basta con condenar la violencia; es indispensable desarticular las estructuras que la permiten.

 

La sociedad civil, los organismos internacionales y los medios de comunicación deben mantenerse vigilantes. La libertad de prensa no es un privilegio, sino un pilar de la democracia.

 

Cuando se ataca a un periodista, se ataca el derecho de toda la sociedad a estar informada. Oaxaca, y México en su conjunto, no pueden permitir que la impunidad siga siendo la norma. Basta de discursos: exijamos justicia.


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